Yo confieso: ¡Soy un ritualista!

Últimamente he leido en varios post muy seguidos intentos por descubrir cosas de los demás. Así que voy a confesar algo de mí mismo que he descubierto hace muy poco.

El otro día, estuve charlando largamente con un amigo de toda la vida. He de aclarar que es la persona que mejor me conoce, pues hemos compartido casi todo desde que nos conocimos allá por 1975 (aunque desgraciadamente cada vez nos vemos menos), por lo que su visión sobre mí tiene grandes visos de realidad.

El caso es que le contaba lo que había encontrado a través del blog y de repente me dijo: - Ya está, seguro que ya te has creado otro ritual de los tuyos. - ¿Eh? ¿ritual? ¿qué ritual?.

- Es que tu no tienes costumbre ni manías, eres un ritualista. Creas auténticos rituales para hacer ciertas cosas en el mismo orden.

Yo sé que soy un poco maniático, pero ¿ritualista? ¿eso existe?. Yo intenté defenderme, tampoco sé porqué ni de qué, pero me defendí: - Vamos a ver... ¿qué es, según tú, eso de crear rituales?

¡Para qué abrí el pico!. Me soltó una serie de cosas que hago habitualmente y que vistas desde fuera dicen que soy un auténtico bicho raro. No un perro verde (eso se consigue con un perro y pintura verde), sino una víbora con patas y pelo. De las cosas que me desveló os voy a confesar tres de ellas:

1) Para vestirme tengo un orden exacto para colocarme las prendas. Éste es: calcetines, camisa, corbata, calzoncillos, pantalón, chaqueta y zapatos. Si algún día no me pongo corbata y en el último momento, antes de salir decido que sí voy a ponérmela, he de desprenderme de zapatos, chaqueta, pantalón y calzoncillos, para volver a colocarlo todo en su orden (aclaro que aquí exageró un poco, los calzoncillos puedo dejármelos puestos).

2) Cuando entro en un baño, para hacer cualquier cosa que no sea lavarme las manos he de desvestirme por completo, no me dejo ni los calcetines. Y al terminar vuelvo a vestirme, en su orden correcto, por supuesto (obviamente, en un baño poco aseado no lo hago, pero es cierto que en ese caso me cuesta mucho orinar).

3) Para poder leer y enterarme de lo que leo he de tener colocado un lápiz en la oreja izquierda. Ha de ser un lápiz (no sirve un bolígrafo ni un rotulador, no, un lápiz) y en la oreja izquierda, como los carpinteros. Broma habitual en la época de estudiantes era esconderme los lápices y reirse mientras los buscaba desesperadamente, pues sin uno en la oreja izquierda era incapaz de estudiar.

Según mi amigo, ésto no son costumbres ni manías, son rituales, pues creo en ellos desesperadamente.

Tampoco es que sean muchos "rituales" los que tengo. El total fueron unos siete, pero éstos son los más representativos y extraños, según él. Y desde luego, todos ellos permiten una perfecta convivencia conmigo, ninguno le molesta a nadie más, salvo a mí mismo.

Así que ya sabéis algo más de mí. ¿Alguien más tiene sus propios "rituales"?.